Esmeraldas colombianas, en el ADN de la historia mundial

Muchas de las increíbles esmeraldas colombianas fueron extraídas del país en la época de la Colonia. Los españoles las comercializaron en Europa y Asia. Por su hermoso color, fueron muy apreciadas por distintos reyes y líderes Otomanos, Persas, e Indúes. Ahora, muchas de las piezas decoradas con nuestras esmeraldas, forman parte de las Joyas de la Corona de Irán. Por esta razón, existen bellísimas colecciones de joyería con esmeraldas exhibidas en el Museo Topkap en Estambul, Turquía.

Muchas de las increíbles esmeraldas colombianas fueron extraídas del país en la época de la Colonia. Los españoles las comercializaron en Europa y Asia. Por su hermoso color, fueron muy apreciadas por distintos reyes y líderes Otomanos, Persas, e Indúes. Ahora, muchas de las piezas decoradas con nuestras esmeraldas, forman parte de las Joyas de la Corona de Irán. Por esta razón, existen bellísimas colecciones de joyería con esmeraldas exhibidas en el Museo Topkap en Estambul, Turquía.

 

Las esmeraldas colombianas, con su profundo verde y su brillo cautivador, han encantado a hombres y mujeres durante siglos. Su belleza ha tenido una excepcional participación en la historia, calándose en el imaginario de la humanidad, justamente por ser permanentemente lucidas por miembros de la realeza, estrellas y personajes simbólicos, lo que las hace exclusivas y muy deseadas.  

Las esmeraldas colombianas se encuentran en dos áreas geográficas del país (los distritos de Chivor y Muzo). Cuando los primeros españoles llegaron al Nuevo Mundo a principios del siglo XVI, las esmeraldas eran objeto de culto, se utilizaban en joyería y desempeñaban un papel importante como ofrendas de sacrificio en ceremonias como la famosa ceremonia de El Dorado en el lago Guatavita. Se han encontrado indicios de que las esmeraldas se comercializaron también, en lugares tan al sur como Perú y Chile y tan al norte como México, pero tras la llegada de los españoles estos tomaron el control de las minas y obligaron a los indígenas a trabajar para ellos. 

Clave anotar que, en ese momento, los españoles valoraban mucho más el oro y la plata que las gemas, por lo que las cambiaron y comercializaron especialmente por metales preciosos. Hermosas gemas de esmeralda colombiana llegaron así a la India, donde fueron cortados y pulidos, mientras que las gemas y joyas terminadas luego se comercializaban a la realeza europea y asiática, quienes las apreciaban por su magnificencia y particularmente el significado de su color verde, del que hablaremos más adelante.

Este antecedente, convirtió a las esmeraldas colombianas, en un bien muy bien preciado en mercados internacionales desde el inicio de los intercambios económicos entre continentes, desde el inicio de nuestra cultura contemporánea, posicionándose en el imaginario comercial, desde ese momento, como las más costosas del mundo, título que se conserva hasta nuestros días, por encima de otros países productores de la gema. Pocas piedras preciosas en el mundo representan la belleza, la historia y la mística inherentes a las esmeraldas colombianas.

Después de que la realeza española se quedara con una gran parte de la producción de esmeraldas colombianas, y decoraran con ellas sus tesoros religiosos y como muestra del poderío de su reino, una buena parte de estas preciosas gemas fueron exportadas a países de Europa, Oriente Medio y Asia. En estas regiones, las esmeraldas verdes eran altamente demandadas, por el poderoso significado del color de la gema, que para estos pueblos significaba y transmitía ideas de dominación, divinidad, inmortalidad, e incluso, la protección directa de los dioses. 

Así, encontraron un lugar destacado en las colecciones de las familias reales de potencias como el Imperio Otomano, el Imperio Persa y el próspero Imperio Mogol de la India, que en aquel entonces era considerado el más rico del mundo.

Una excelente muestra de la distribución de nuestras gemas es la “Mogul Mughal Emerald”, una esmeralda colombiana de talla rectangular que pesa 217,8 quilates. El frente está grabado con invocaciones chiítas en elegante escritura naskh, fechadas en 1107 d. H. (1695-1696 d. C.), mientras que el otro lado está tallado enteramente con motivos en forma de hojas. Es una piedra perforada, lo que significa que probablemente se usó en una prenda de vestir, como un turbante.

Muchas de estas increíbles esmeraldas colombianas fueron extraídas de la India, cuando el emperador Nader Shah de Persia saqueó Delhi en el año 1739 y ahora forman parte de las Joyas de la Corona de Irán. Por esta razón, existen bellísimas colecciones de joyería con esmeraldas colombianas exhibidas en el Museo Topkap en Estambul, Turquía.

Claramente el país de España posee hermosas muestras de nuestras gemas, que hoy en día se pueden apreciar en distintas piezas de joyería religiosa, distribuidas en museos, catedrales e iglesias nacionales einternacionales. Recientemente, se descubrió una pieza magnífica de 37 esmeraldas de Muzo, que con un diseño elegante, de filigrana de cannetille española conforman el Orbe Real (Sovereign Orb) el cual ejemplifica la más alta calidad de la artesanía del siglo XVIII.  Esta pieza, realizada por los joyeros del imperio español, fue recuperada de los restos del naufragio de Nuestra Señora de Atocha en 1985. Ahora forma parte de la Colección Privada de Empresas Muzo.

En el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York se puede encontrar otros ejemplos, como la “Corona de los Andes”, reconocida como uno de los mejores ejemplos sobrevivientes de trabajo de orfebrería de la América colonial española. Fabricada para adornar una escultura de la Virgen María, la corona está compuesta por más de cinco libras de oro y más de 400 esmeraldas colombianas de primera calidad. 

El Instituto Smithsonian en Washington DC, también posee varias joyas importantes de esmeraldas colombianas. El “Collar de la Inquisición Española”, por ejemplo, presenta 15 deslumbrantes esmeraldas colombianas hexagonales y cilíndricas, la mayor de las cuales pesa aproximadamente 45 quilates. Su color rico y aterciopelado y su claridad excepcional la posicionan entre las esmeraldas más impresionantes del mundo. Las esmeraldas y los diamantes de este impresionante collar probablemente fueron tallados en la India en el siglo XVII. Se dice que este collar, de 300 años de antigüedad, se usó en las cortes española y, más tarde, francesa. Es muy posible que las cuentas perforadas hexagonales y cilíndricas que componen el collar hayan pertenecido originalmente a artículos de joyería precolombina y simplemente fueron reintroducidas en esta magnífica pieza.

El Museo Smithsonian también alberga el «Broche Hooker Emerald». Esta joya destaca una esmeralda colombiana de 75,47 quilates que se encuentra notablemente libre de las inclusiones típicas de esmeraldas de este tamaño. Supuestamente alguna vez fue parte de la hebilla del cinturón de un sultán turco.

Estos son algunos ejemplos de por qué nuestras esmeraldas son altamente apreciadas en mercados internacionales, siendo catalogadas excepcionalmente hermosas, pero sobre todo, por ser lucidas permanentemente por personas poderosas, transmitiendo así en nuestra memoria colectiva mensajes contundentes relevantes en nuestra cultura universal. 

Fuentes: 

https://jogani.com/blogs/gems-and-jewels/colombian-emeralds-are-the-preeminent-green-gems-heres

https://internetstones.com/the-topkapi-emerald-dagger-at-the-topkapi-museum