El Viaje de las Esmeraldas Colombianas: De las Minas a los Palacios del Imperio Otomano
Imagina este viaje épico: desde las misteriosas minas de Colombia hasta los exquisitos palacios del Imperio Otomano. ¿Cómo llegaron las deslumbrantes esmeraldas colombianas a tierras tan lejanas y exóticas?
Todo comenzó en la ciudad portuaria de Cartagena, Colombia, donde las esmeraldas eran cargadas en los imponentes galeones españoles. Estos majestuosos barcos, cargados con tesoros de todo tipo, se embarcaban en una travesía llena de aventuras y peligros.
Primero, los galeones navegaban hacia La Habana, en Cuba, a veces haciendo una parada previa en el puerto de Portobello, en Panamá. Allí, se cargaban con plata y oro provenientes del lejano Perú, transportados por la flota del Pacífico hasta la ciudad de Panamá, ¡imagínate el trajín de mulas llevando estos tesoros!
Con las bodegas llenas de riquezas, las esmeraldas colombianas se unían a perlas venezolanas, oro mexicano y productos agrícolas para emprender el siguiente tramo del viaje. Los galeones , zarpaban de La Habana antes de que los temibles huracanes azotaran las aguas en julio, navegando a través del Atlántico hacia España.
Una vez en España, la realeza reclamaba su parte de las esmeraldas colombianas, como era costumbre. Pero las restantes gemas no se quedaban en la península ibérica por mucho tiempo. Pronto eran reexportadas hacia destinos lejanos, donde la sed de estas joyas verdes era insaciable.
Los nobles y familias reales del Imperio Otomano, Persia e India, seducidos por la exquisita belleza de las esmeraldas colombianas, las adquirían con ansias. ¿Cómo llegaban estas gemas a tierras tan remotas?
Para las esmeraldas destinadas al Imperio Otomano, el viaje continuaba por mar hacia los puertos de la costa mediterránea de Turquía. Mientras tanto, las gemas dirigidas al Imperio Persa probablemente viajaban por tierra a través de Turquía.
Pero el viaje más largo y aventurero era el que llevaba las esmeraldas al poderoso Imperio Mogol de la India. Estas gemas, tras un largo viaje alrededor del Cabo de Buena Esperanza o a través de una ruta occidental desde España hasta México, seguían su camino por tierra hasta Acapulco. Desde allí, embarcaban en barcos que las llevaban a las Filipinas y, finalmente, a la India.
Así, las esmeraldas colombianas navegaban los mares, cruzaban montañas y desiertos, y viajaban por tierras desconocidas hasta alcanzar su destino final: Los palacios suntuosos del Viejo Mundo y las cortes exóticas del Oriente, donde brillaban como símbolos de riqueza y poder. Hoy, muchas están exhibidas en joyas y armas de sultanes y reyes en los principales museos de estos países.
Fuente:
https://internetstones.com/the-topkapi-emerald-dagger-at-the-topkapi-museum/